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Mirar (-me). Disfruta de tu forma

Colaboración de Enric y Alazne

 

Hay una diferencia enorme entre un espejo y una fotografía. La diferencia reside en el elemento de la subjetividad, cuando nos miramos en un espejo, dependiendo de nuestro estado de ánimo nos vemos más o menos hermosos, más o menos feos, más o menos fuertes... Porque nuestra mente es capaz de doblegar la realidad objetiva de las imágenes del espejo. Somos dueños y señores de esa “realidad” reflejada, y con nuestra consciencia, cabalgamos sobre ella. Las fotografías son algo muy diferente, muy diferente. La imagen que vemos es completamente estática, no podemos deformarla con nuestra razón, no podemos distorsionarla con nuestra voluntad, es la realidad tal cual es, a través de un objetivo manejado por otros ojos y otra realidad.

Nos podemos remitir a las pruebas que nos rodean, tenemos como ejemplos toda la publicidad, el marketing, toda la basura que nos meten por los ojos, tenemos que ser más fuertes, más delgados, más guapos, más exitosos, más poderosos... La presión mediática es insoportable y más cuando comparas tu propia fotografía con la de un modelo de ropa interior. Nos venden que esta es la imagen de la perfección, que es la quintaesencia de la belleza, esos músculos marcados, ni una imperfección de la piel, ni una espinilla, ni una estría, una piel perfectamente cuidada y milimetrada como hecha con los retazos hilados del sueño y del país de las hadas. Eso tampoco es real.

Teniendo en cuenta estos parámetros, podemos adentrarnos en el tema de la pareja, cuando compartimos nuestro tiempo con otras personas y nos vemos reflejados en los ojos de esas personas. El tema de la presión mediática e incluso la política a la hora de vivir en pareja nos lanza a un complejo entramado que podemos remontarnos a los inicios de nuestra sociedad patriarcal. Primero nos encontramos con la cuestión de la familia normativa como pilar del sistema patriarcal y capitalista en la que vivimos, desde la época romana hasta nuestros días ha habido una influencia clara del poder en la formación de familias que resultan productivas, tener hijos, producir beneficios y un largo etcétera. En resumidas cuentas, nos alientan a tener parejas que nos sean atractivas en unos parámetros sociales diseñados para ese beneficio, nos dicen cómo deben ser las personas que nos gustan. Entrando en el particular que representa el desnudarse frente a una cámara con una pareja, aceptando que lo que ves en tus ojos está distorsionado por tu subjetividad y que otra persona con esa lente se meta en lo que nos han dicho siempre que es íntimo, que es personal, que lo tienes que hacer a escondidas... Tu desnudez, junto a la persona con la que compartes ese tiempo. No solo se meten en nuestra vida esos poderes diciendo lo que nos tiene que gustar, también se inmiscuyen en donde debemos tener nuestra intimidad y con cuantas personas la compartimos. Nuestra desnudez es privada, es vergonzosa, asquerosa si no se ajusta a lo normativo, raro si dos personas distintas están juntas y no hablemos de personas con diversidad funcional... Todo tabú. En definitiva, todo lo que sale del esquema creado por esta sociedad patriarcal en la que estamos, es subversivo, es malo, debe ser atacado de distintas formas. Desde distintas estrategias como la gordofobia “por nuestra salud”, esa que se empeña en decirnos que si pesamos mucho estamos enfermos y que “por nuestra salud” debemos vernos más como esas fotografías que salen en los anuncios...

Pero la realidad no es así, no son esas fotografías de los anuncios, no son los parámetros del capitalismo feroz que nos devora, no son esos retoques digitales, la realidad son nuestros ojos mirándonos desnudos los unos a los otros, tal y como somos, con nuestro miedo, nuestra inseguridad, nuestras cicatrices, nuestras estrías, nuestras patas de gallo, nuestras espinillas... Nuestros cuerpos hermosos bañados por el sol de la única verdad que incomoda al poder, el amor nacido de nuestra rebelión contra lo establecido.

 

Gracias a el trabajo de binomio mujeril, he tenido la oportunidad de poder verme a mí mismo, y a mi pareja, bajo este nuevo prisma, el poder analizar y sentir de esta forma la fotografía y lo que representa. Mirarme a mí mismo a través de otros ojos y otras realidades, para poder bañarme bajo esa luz sin focos ni artificios que es el amor rebelde que nos debe unir a todos.

- Enric

BINOMIO MUJERIL

MANIFESTACIÓN 8M 2018 VALENCIA

El 8 de marzo de 2018. Para nosotras como para otras muchas fue un día histórico de los que se quedan grabados a fuego en nuestros corazones. 

 

Nosotras lo vivimos desde la ciudad de Valencia con hermanas más o menos conocidas, pero juntas, creando una manada gigante. Los pelos aún se nos ponen de punta al recordarlo. Se sentía una intensa energía, llena de amor, sororidad, rabia y de lucha... Orgullosas de quedarnos sin voz, de no podernos mover por todas las que eramos y de las rampas en el brazo por tener el puño en alto. Pero sabemos con certeza que nuestra lucha continúa. Ese fue el grito para decirle al patriarcado de que todas somos una y no vamos a desistir en esta guerra hasta que no terminemos con él. Se lo debemos a todas las que se han quedado en el camino, a nuestras predecesoras que lucharon antes que nosotras, a las que están tan oprimidas que ni siquiera pueden alzar la voz. Pasado, presente y futuro. Porque yo por ellas madre y ellas por mí.

 

¡La lucha continúa! La revolución será feminista o no será.

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